lunes, 30 de diciembre de 2013

Introducción

Nos encontramos a finales del año de 1815, como bien podemos ubicarnos, fusilan al último insurgente que continuaba los pasos de los iniciadores del movimiento de independencia, José María Morelos y pavón.
Con su muerte se viene la decadencia de los movimientos insurgentes, provocando la división de estos en secciones, destacando Nicolás Bravo al frente de lo que una vez encabezo Morelos y  Vicente Guerrero en regiones del sur, durante este lapso conocido como la resistencia, no hubo más que guerrillas y devastación, resaltando la participación de Francisco Javier Mina, que realizo una campaña, que para su escasa suerte duro muy poco debido al poder de los realistas.[1] [1] Se les llama así a los españoles europeos o americanos que defendían la monarquía española.
Con esta inestabilidad en el país y debido a una sublevación liberal en España, Fernando VII es obligado a restaurar la constitución de Cádiz que mencionaba algo como esto:

En cuanto a la organización política, incorporó la separación de poderes y retiró el control absoluto a la monarquía. La soberanía, poder pleno y supremo del Estado, pasa ahora a la Nación. El poder del Rey se vio limitado y sus actos debían ser refrendados por los Secretarios de despacho. Los diputados a las Cortes se elegían mediante sufragio indirecto y para ser candidato era necesario poseer una renta anual procedente de bienes propios. Esto hacía que el Parlamento quedara en manos de las clases acomodadas.”[2][2] González, Victoria. La Pepa, Constitución de 1812, Constitución de Cádiz. 16-03-2012. Muy Interesante.

Esto pareció funcionar en España en 1812, mientras Fernando VII estaba en cautiverio, sin embrago en esta época poner en régimen de nuevo esta constitución, resultaba complicado para las autoridades virreinales, pue si los criollos liberales regresaban al poder, estos podían tomar una cierta venganza por ser despojados anteriormente. Entonces con la restauración constitucional en México surgieron nuevas rivalidades entre los consulados de México y Veracruz y por qué en específico los de Veracruz, bueno pues los comerciantes de este puerto proclamaron de inmediato su adhesión a la causa liberal y obligaron a las autoridades locales a promulgar la restituida constitución, lo cual lograron porque el 26 de mayo el virrey Juan Ruiz Apodaca la promulgo en la capital.
Por otro lado la restauración de esta Constitución presentaba una amenaza particular para la iglesia pues se anunciaban nuevas medidas para ella, como “la expulsión de todo jesuita que había regresado a España o a sus territorios por la petición de diputados mexicanos ante la corte de Cádiz, la abolición de los fueros eclesiásticos, la supresión de conventos y ordenes monásticas así como la venta de sus bienes y la reducción de sus diezmos a la mitad”[3]Delgado de Cantú, Gloria M. Historia de México. Ed. Pearson. 2° edición. 2008. México. Pág. 131  además existía el temor de todos los miembros eclesiásticos que estuvieron luchando en contra de Fernando VII durante su ausencia.

 
Con todas estas inconformidades por parte de la iglesia, los funcionarios peninsulares esperaban y temían el momento en que la iglesia se levantara en armas en contra de todas estas nuevas especificaciones, por lo que varios funcionarios decididos a desconocer la constitución española organizaron varias juntas clandestinas con el propósito de realizar un golpe sorpresivo para restablecer el anterior estado de las cosas, en otras palabras, buscaban proclamar la independencia para que el nuevo régimen liberal no afectara sus intereses ni privara sus privilegios. Una de las juntas más conocidas fue la que se realizó en el templo la Profesa en la ciudad de México, encabezada por Matías Monteagudo, rector de la universidad de México. Entonces necesitaban un personaje, alguien que siguiera al pie de la letra todas estas instrucciones para que nadie de la clase alta saliera dañado.

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