Ya éramos libres de España, pero esto no era
sinónimo de felicidad en el país, pues los problemas se agudizaron de una forma
esperada, pues tal vez si ya había cambios escritos más no acciones que
concordaban con lo pactado. Al ya no tener ninguna relación con España, los peninsulares
aprovecharon para beneficiarse pues ya no tenían ninguna ley impuesta lo que
les era posible someter aún más a los criollos americanos y a los campesinos.
De todas las garantías propuestas por Iturbide sola la unión era la única que
no se podía distinguir pues se recalcaba la división de clases sociales. La
única esperanza estaba en la junta Gubernativa y de la Regencia, que
supuestamente velaba por todas estas situaciones, pero como está formada por
las clases altas, se volvió más representativa de la aristocracia peninsular
que del
pueblo, no paso mucho tiempo para que dentro de ella
hubiera separaciones, surgiendo así los Borbonistas, iturbidistas y republicanos, lo cual genero serios
conflicto contra el presidente de la Junta, Iturbide.
Bandera
originalmente adoptada por el Ejército Trigarante, mostrando los tres colores:
verde, rojo y blanco; y las tres garantías, Independencia, Unión y
Religión, respectivamente.
Iturbide decidió ganarse a la Junta para,
según él, imponer un orden a todo lo que se había generado después de la
separación con España, entonces logro que esta votara a su favor y en la noche
de un 18 de mayo del año de 1822, Agustín de Iturbide es aclamado como
emperador, la noticia no tardo en recorrer todo el vasto territorio[1]
y no pudo ser más aceptada por el pueblo, pues a los ojos de este Iturbide era
el bueno, el héroe que logró poner un fin y una solución a la independencia.
Con todo esta euforia
despertada por el ascenso de Iturbide, se mandaron a hacer insignias y símbolos
representativos, bastante costos, pero en un trasfondo la Junta no estaba del
todo contesta con esta decisión pues tenía muchos rivales en ella los cuales
iniciaron sus propias conspiración en contra de él, sin embargo fueron descubiertas
y varios fueron apresados.
Con esta situación
Iturbide no tenía seguridad en su congreso por lo que mando formar otro de alta
lealtad.
Pero Iturbide se desvió
tanto de lo que laguna vez prometió que los antiguos insurgentes empezaron a
perder la confianza en él y esperaban cualquier situación para poder cambiar la
monarquía por una república, cabe mencionar que eran apoyados por Joel R.
Poinsett, quien fue enviado por E.U. para tratar con Iturbide la cesión de
Texas, propuesta que Iturbide rechazo.
La situación económica en
el país se agudizo debido a los excesivos gastos que hacia la corte imperial,
porque Iturbide decidió empezar a retirar bienes a los que más tenía, la clase
acomodada la cual cuando se enteró comenzó a huir con sus riquezas, emitió el
papel moneda, los latifundios parecían quedar igual a excepción del cambio de
dueños, lo que alguna vez se conoció como esclavitud se retomó para la población
indígena, al igual que la discriminación, estas y más situaciones empezaba a
irritar la supuesta tranquilidad establecida, lo cual llego al punto de
necesitar un golpe de Estado para poder desencadenar todas las injusticias.
Fue
así como un joven veracruzano de nombre Antonio López de Santa Anna se levantó en
armas un 2 de diciembre de 1822, a favor de un gobierno republicano, apoyado en
un plan que declaraba nula la proclamación de Iturbide como emperador y
postulaba un nuevo congreso constituyente.[2]
[1] En este tiempo el territorio comprendía desde California hasta el
Istmo de Panamá, porque Centroamérica acepto la invitación del mismo Iturbide
para independizarse y anexarse a México
[2] Plan de Casa Mata
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