lunes, 30 de diciembre de 2013

Alternancia de Gobiernos Federalistas y Centralistas


Con la presión que Santa Anna hacia Iturbide, lo obligo a abandonar el trono y salir del país, situación que le devolvió la tranquilidad, por un tiempo al país, el congreso reanudo sus actividades y entrego el poder ejecutivo a un triunvirato de republicanos como Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Celestino Negrete quien trataron de sentar de nuevo el orden en el nuevo Estado.
Con la caída de Iturbide, muchos países pensaban en separase e independizarse por temor a una nueva tiranía, ya que se negaban a obedecer el triunvirato impuesto por el Congreso, pues la necesidad de una Constitución iba implícito en su inconformidad, por otro lado los países del Bajío se reunían para deliberar. Centroamérica opto por separase y Chiapas quiso hacer lo mismo pero un año más tarde se volvería a unir.
Como se quiso evitar más fragmentaciones de más territorios separatistas como Yucatán, la única solución que se deslumbraba era la adopción del sistema federal de este, condición que impuso también para evitar su separación, pero el retomar de nuevo un sistema así, provocaría el surgimiento de conceptos a favor del federalismo.[1]
Sin embargo no era tan fácil de tomar esta decisión pues para este entonces el país ya estaba dividido en dos y muy contrarias posturas. Por un lado estaban las personas de tendencia liberal radical que buscaban por completo desparecer el antiguo orden social y buscaban la democracia, y del otro lado estaban las personas que creían la idea de sus contrarios un cambio demasiado brusco, por lo que se inclinaban a un proceso más natural y consecuente una república centralista.

 
Entre estas dos posturas había un moderador que trataba de equilibrar los ideales sin embrago ante la necesidad de una decisión, el Congreso escogió la de tendencias federalistas.



[1] Reunión de estados libres y autónomos unidos conforme a los principios de una Constitución general.

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